Partidas

Partidas
Gran Tenochtitlan en 1519, Luis Covarrubias

Les llevó más de quinientos años
vaciar los cinco profundos lagos.
Se robaron mis turquesas joyas,
del valle sus ojos cristalinos,
abiertos, siempre mirando al cielo,
parpadeando estrellas en la noche,
testigos de la derramada piel
del sol día tras día sacrificada.

Se los llevaron, ¿y qué dejaron?
Los ajolotes como fantasmas
de dragones desaparecieron
y ahora vino esa lluvia de polvo
paciente y constante, un manto gris
y suave coleccionando poco
a poco los arrepentimientos
y vergüenzas y oportunidades
desperdiciadas, cayendo como
empolvados remolinos de luz.
El hueco de los ojos es un
desierto pálido y agotado
y en la arena millones de caras
murmuran como una vez el agua.

Así como vaciaron los lagos
y mi loto flotante de ciudad
se volvió un inmenso mar de acero
abalanzándose sobre cerros,
así como desvaneció el agua
y nada más su recuerdo queda,
Tú también partes: ya no estás tú.
Mi ciudad es un telar de viento.